Fuente: El Confidencial

Un simple análisis de sangre podría ayudar a predecir qué personas con esclerosis múltiple pueden empeorar durante el año siguiente, según afirma un estudio publicado por científicos suecos en la revista científica ‘Neurology‘.

«En una enfermedad como la esclerosis múltiple, que es tan impredecible y varía tanto de una persona a otra, hacerse un análisis de sangre no invasivo como éste podría ser muy valioso, sobre todo porque los tratamientos son más eficaces en las primeras etapas de la enfermedad«, explica a Neuroscience News el autor del estudio, Ali Manouchehrinia, del Karolinska Institutet de Estocolmo, Suecia. El análisis de sangre busca un biomarcador llamado cadena ligera de neurofilamentos, una proteína de los nervios que se puede detectar en la sangre cuando las células nerviosas mueren.

Los investigadores desarrollaron un experimento en el que participaron 5.411 personas (4.385 con esclerosis múltiple y 1.026 sin la enfermedad) y en él se analizó el nivel del biomarcador en la sangre de todos los participantes. Con estos datos, se hizo un seguimiento de los voluntarios para ver qué personas con esclerosis múltiple empeoraban durante el año siguiente y cuáles alcanzaban niveles de discapacidad continua y creciente en los siguientes cinco años.

Adelanta la gravedad de la enfermedad

Las personas con esclerosis múltiple tenían un promedio de 11,4 picogramos por mililitro (pg/ml) de la proteína nerviosa en la sangre, en comparación con una media de 7,5 pg/ml para las personas que no tenían la discapacidad. Con ello, se estudió si las personas con altos niveles de la proteína tenían más probabilidades de desarrollar un empeoramiento de la enfermedad durante los años siguientes y, posteriormente, si sufrían una etapa más grave de la enfermedad, llamada esclerosis múltiple secundaria progresiva.

«Los niveles elevados de estas proteínas, medidos al principio de la enfermedad, pueden ayudarnos a predecir cómo se desarrollará y a controlar cómo está funcionando el tratamiento»

Las personas con esclerosis múltiple con altos niveles de la proteína tenían entre un 40% y un 70% más de probabilidades de empeorar durante el año siguiente que aquellas con bajos niveles de la proteína. Igualmente, aquellos con altos niveles de proteína también tenían un 50% más de probabilidades de alcanzar un nivel de discapacidad moderada (afecta a las actividades diarias pero no a la capacidad de caminar) o una discapacidad significativa (permitía caminar de manera limitada). Un total de 525 personas (16%) alcanzaron el nivel de discapacidad moderada y 352 personas (nueve por ciento) llegaron a la discapacidad significativa.

Los investigadores descubrieron que los altos niveles de proteína no se asociaban consistentemente con un mayor riesgo de una discapacidad más significativa, definida por la necesidad de un bastón o una muleta para caminar 100 metros, o con el riesgo de desarrollar esclerosis múltiple secundaria progresiva. «Estos resultados sugieren que los niveles elevados de estas proteínas, medidos al principio del curso de la enfermedad, pueden ayudarnos a predecir cómo se desarrollará la enfermedad y a controlar cómo está funcionando el tratamiento«, señala Manouchehrinia. «Se necesita más investigación antes de que un análisis de sangre pueda ser usado rutinariamente en el entorno clínico, pero nuestros resultados son alentadores«.