El Doctor Gavin Giovannoni, neurólogo y Profesor de neurología del Centre of Neuroscience and Trauma del Blizard Institute expone un caso que pone de relieve la importancia de la dieta y la actividad física en personas con EM.

 
“La semana pasada vi que uno de mis pacientes con EM primaria progresiva había experimentado una mejoría notable. No lo había visto en el último año debido a que me había cogido un año sabático. La última vez que le vi tenía una EDSS de 5.5; y en estos meses había conseguido enterrar los bastones. ¿Cómo? Dieta y ejercicio.

 
Hace un año pesaba 107 kg con un IMC (índice de masa corporal) de 37. Un año después pesa 69 kg y su IMC es de 24. La obesidad le dificultaba caminar así que empezó una dieta baja en calorías y alta en fibra, redujo su consumo de carne roja y carbohidratos procesados y se apuntó a un gimnasio, y en 12 meses se ha ido transformando gradualmente. Ahora hace ejercicio aeróbico seis veces a la semana y nada 3-4 veces por semana. Me dijo que nunca se había sentido mejor; de hecho mentalmente se siente más alerta y menos fatigado que antes de ser diagnosticado de EM. Su humor ha mejorado, duerme bien y ha sido capaz de reducir su dosis de baclofen. Nota que sufre de menos espasmos nocturnos en las piernas. También ha percibido una mejora en su estreñimiento; ahora describe su función intestinal como normal. Desafortunadamente, sus síntomas urinarios no han cambiado. Los dolores que solía tener en pies y tobillos han desaparecido. Asumo que estos dolores eran artríticos y relacionados con su obesidad, no con la EM.

 
Hay una base científica emergente que apoya los efectos positivos de dieta y ejercicio combinados en la mejora de desórdenes inflamatorios. Este caso práctico simplemente ilustra la importancia de una aproximación holística al manejo de la EM y demuestra que las intervenciones dietéticas/físicas pueden marcar una gran diferencia en las personas con EM.Para poner esto en contexto: Acabamos de terminar una auditoría a la dieta de una pequeña muestra de pacientes nuestros de la clínica de EM en el Royal London Hospital. Brevemente, la dieta media de los pacientes de EM es muy pobre, tanto en macro como en micronutrientes. Este es el motivo de que vayamos a tomar parte en la mejora de nuestra educación dietética e intentar animar a nuestros pacientes a que hagan dieta (y ejercicio) como una parte integral del manejo de su enfermedad.” – Doctor Gavin Giovannoni